(A Federico García Lorca)
Entre las sombras de carbón resoplas
y raudo corres caballo andaluz
envuelto en rabia desbocada y fosca.
Suda tu capa, es negra oliva madura,
levantan tus herraduras en la piedra
la chispa de fuego en la llanuras,
metálica mala estrella de embrujo
se incrusta en el polvo bajo tu galopar,
aún brilla en cada piedra tu rumbo,
en cada rincón de la tierra granadina
haces luminosos desde la piel del toro
en los oídos, en las bocas cristalinas
y tu palabra poeta estremeciendo todo.
Federico, en el mudo monte, aún el gallo
calla y no anuncia la ansiada aurora
de revolver la hora del cuchillo de luna,
meciendo el verde y las granas amapolas;
la hora que cortó tus crines rebeldes
y las lanzó con lirios en una poza,
cuando quebraban tus patas de potro
buscaban truncar para siempre el galope,
mas corría ya tu pasión de un sitio a otro.
Desde la frente herida manaban lucernas
yendo desde la yerma España hacia todos.
Federico galopas en tu voz que sopla
por el viento, por las olas, por la nubes,
en la noches; bajo alba luna, de coplas.
©Marvilla
Terrassa, 17 de Junio 2018