Nace Gloria Fuertes en una triste España de preguerra civil. Situación que empeora durante su humilde adolescencia y juventud a raíz de una contienda fratricida que termina de destripar el país, a la que sigue una posguerra gris y chata como los personajes y las historias que contaba el Nodo.
Quizás por ello, por tanta pobreza, por esa falta de coloridos luminosos, desde sus primeros pasos supo que su imaginación era su escoba mágica para sobrevolar la desesperanza. Con su creativa imaginación sale a flote su irónico sentido del humor y una ternura tan poderosa como su apellido. Por esa fuerza sabe claramente su rumbo en la vida. Escribir es esa necesidad vital y espontánea que la eleva sobre las plazas de su barrio de Lavapiés. En servilletas de bar, hojas de cuadernos o calendarios escribiría sus primeros versos, con una innata frescura muy cautivadora, como deseos para cambiar un entorno que no le gusta. Su labor creativa viene a decir que hay que cambiar el punto de vista para ver lo grandioso en la oferta que ofrece la vida cada día.
Cien años del nacimiento de Gloria Fuertes se cumplen el 28 de julio de 2017. De ahí que este año se lleven a cabo varios actos conmemorativos por su nacimiento. Incluso por fin se le va dedicar una plaza en su barrio natal. Sin embargo siento que no se ha agradecido suficiente su labor en su tierra, en su lengua. Siento que se la ha arrinconado durante mucho tiempo. Mas su legado forma parte actualmente del bagaje personal de la mayoría de los adultos que dirigen este país, porque fueron ellos, de niños, los espectadores fascinados con sus historias y sus poesías en ''Un Globo, Dos globos, Tres Globos'' y ''La Cometa Blanca'', allá por los años setenta.
Es triste la fragilidad de la memoria. Mas tal vez ese olvido se deba en parte a esta era informática enloquecida de inmediatez y saturación de información ante tantos móviles, tabletas o videoconsolas, donde el lugar de la lectura y la poesía retrocede de forma preocupante como prioridades de la cultura y de los hábitos de la gente. No significa que estas nuevas tecnologías no ofrezcan muchas oportunidades al saber, pero no tienen que ser excluyentes de las maneras sosegadas de antes. Ella tenía tan claro el poder de la lectura y las palabras escritas como herramienta para madurar y crecer positivamente como persona, que yo robo como ejemplo dos de sus máximas,
-'' Los niños que leen poesía se aficionan a la belleza del lenguaje y seguirán leyendo poesía toda su vida.''-
-'' Un niño con un libro de poesía en la manos nunca tendrá de mayor un arma entre ellas.-''
Afirmaciones paradójicas de ella, hechos de su personalidad única, su peculiar imagen ya adulta hablan a los niños desde un punto de vista natural y sin subterfugios. Como en un juego plantaba la
semilla de la lectura y la curiosidad en las fértiles tierras de la infancia. Mágica, les lanzaba a esos niños palomas con sus poemas o ellos volaban en cometas con su prosa. Con sus textos
penetra en las personas de forma natural impregnado en principio a los pequeños, pero acto seguido llega a un lugar recóndito de los adultos para plantar un banderín de colores que descubre al
niño escondido que allí habita.
Sin embargo a la poeta, la vida la fue construyendo como una mujer solitaria por las perdidas familiares y pasionales. Pero su soledad estaba llena de vibrante pensamiento creativo, lleno de naturalidad, despojado de artificios. Con su personal estilo, en un lenguaje cercano amalgama lo vívido y lo fantástico para romper moldes y eludir la censura imperante en la provinciana España, donde pronto consigue editar sus primeros poemas. Ilustran estas verdades dos textos de la poeta:
'' Mi poesía está aquí, como nació
–sin ningún ropaje de retórica–,
descalza, desnuda, rebelde, sin disfraz.
Mi poesía recuerda y se parece a mí ”.
''Soy como esa isla que ignorada
late acunada por árboles jugosos
- en el centro de un mar
que no me entiende,
rodeada de nada,
sola sólo -”
Gloria es auténtica, toda verdad y no oculta sus preferencias sexuales, ni disimula sus atuendos masculinos, mientras recorre con su Vespa las calles de ese Madrid pacato y represivo de las ideas y los deseos.
Apasionada y enamoradiza descubre el amor verdadero al conocer a Phyllis Turnbull, hispanista norteamericana, cuando emprende estudios de inglés y biblioteconomía en el Instituto Internacional de Madrid. Junto a Phyllis viaja a Estados Unidos donde imparte clases de español gracias a una beca Fullbright, desde 1961 a 1963; ella que no había pisado la universidad. Sin duda Phyllis fue su gran historia de amor durante quince años. En 1970 se separan. Gloria nunca supera esta ruptura, ni la muerte de su amante al año siguiente.
La crítica a mi pesar no valora en justa medida a la creadora cuando incursiona en literatura para adultos. Aunque yo no haría esta distinción para apreciar su legado. Tan solo son caminos para llegar al sitio de reflexión. No entiendo porque dicen que Gloria Fuertes solo escribió para los niños. Gloria es una poeta enorme que escribe con la sensibilidad franca, sencilla y a flor de piel de los niños para todos los hombres, mujeres, e infantes. Ella escribe su poesía para los humanos sensibles del mundo. La buena poesía no distingue, entre seres y razas. Es tan solo buena poesía. Y la buena poesía no es una tarea fácil.
Quiero recordar que es junto a la chilena Gabriela Mistral la única representación femenina y también la única española incluida en la Antología Norton que agrupa un centenar de poetas en lengua castellana. Solo con este texto da muestras de su calidad literaria y humanista.
Poeta independiente
No fui madre, ni esposa,
ni viuda, ni religiosa
y sin embargo, soy
madre, de todos los niños del mundo
esposa, porque esposé con todos mis amores,
viuda, porque enviudé de penas y alegrías,
religiosa, porque fundé mil casas con mis versos.
No fui nada y soy algo.
Soldado, porque luché y lucho por la paz,
obrera, porque laboro en mi mesa de papeles,
maestra, porque enseño a los niños a reírse,
modista, porque coso los rotos de la gente,
modesta, mi lujo es el silencio en zapatillas.
Trabajo por mi cuenta
poeta independiente,
para llevar a todos,
trozos de palo-luz.
Sí señores; esta artista comprometida con sus principios, lesbiana, solitaria, que disfrutaba con un buen whisky, creyente, independiente, enamoradiza, feminista, fumadora contumaz hasta la tumba, motera, pacifista, solidaria, ha hecho en la vida pura literatura y de la poesía la razón de su vida. Gloria es en suma una de las poetas más interesantes de la literatura de los cincuenta, de la poesía social y del postismo. Modesta no renegaba del mote de poeta de los niños, de esa etiqueta excluyente. No le importaba, obtenía de su pequeños el mayor reconocimiento. Consecuente con su sencillez vivía de forma frugal, quizás como resabio de épocas terribles. Pero con una paradoja más asombra a los amigos a su muerte al donar la sorprendente cantidad de cien millones de pesetas, ahorradas en el Banco de España, a la Ciudad de los Muchachos. Toda una declaración de principios que devuelve a los niños que la hicieron tan famosa lo ganado con sus escritos.
Hoy es necesario que se reivindique su pleno talento. ¡Cuando va a volver a ser España una nación que valora como merecen a sus artistas! Los artistas y su obra entre otros han hecho la identidad de este país a lo largo de los siglos. Reacción natural en otros países del mundo es valorar justamente a sus talentos, incluso celebran el arte español con más vehemencia que aquí. En España conseguir este aprecio se ha vuelto un arduo camino lleno de peajes y no exento de prejuicios. ¿Necesita entonces este país a priori el reconocimiento del resto del mundo para justipreciar sin cortapisas a un creador coetáneo?
Para acabar este relato de forma paradójica, es al fin lógico que en las tierras frías y melancólicas de la Europa septentrional, vuele este año; como agradecimiento, en la cola de una aeronave de una conocida compañía Noruega, el rostro prometedor de felicidad de Gloria, que ilumina con su versos a los mortales, entre soles de medianoche y auroras boreales.
En verdad a Gloria todas esta mezquindad hace mucho que no le preocupa, ella es una poeta de guardia; tal cual reza su epitafio, pronta a coger en vuelo el corazón de de un nuevo lector que lea entregado uno de sus entrañables versos.
Lo mejor del olvido es el recuerdo...
Gloria Fuertes
©MARVILLA
Terrassa 19 de febrero 2017