Carta Abierta a Nosotros

Todo es según los ojos con que se mire.

La tierra no es ni un ínfimo grano de arena ni una ínfima mota de polvo en la perdida

galaxia en la que gira, en el ritmo, en la armonía casi musical de las galaxias incontables que abarcan el infinito macro espacio universal. Y ahí estamos siempre cogiendo la parte por el todo algo que hoy más que nunca hace patente el verdadero sentido de la vida. El todo y las fuerzas que se mueven a pesar de nuestros planes siguen siendo un misterio siempre incomprensible pero que pone cada cosa en su justo lugar. Lo esencial, dormido, ayer invisible a los ojos hoy se vuelve lo indispensable y la vida toda ayer cuadriculada, predecible y segura, cambia, tiembla como un castillo de arena.

 

Y ahí estamos magnificando nuestra importancia, el valor de mi vida, de mi obra, de mi legado; esa necesidad de usar este posesivo tan agresivo. Ese ''MI'' da al tener y aparentar la medida de tantas inútiles banalidades justo en el momento en que se empieza a usar el NOSOTROS.

Dijo Martín Luther King ''que todos hemos venido en distintos barcos pero ahora

estamos en el mismo bote''(sic). La orilla esta lejos pero la sangre de nuestros brazos late más roja y más fructífera si remamos juntos. El valor en alza hoy es nuestra fuerza sumada a la de todos. Unidos podemos ser como el cardumen enfrentando al depredador creando un movimiento coordinado para sobrevivir. Unidos se forja la solidaridad de la hormiga que reparte las pesadas cargas de forma justa. Unidos se resiste mejor como un banco de corales el embate furioso del mar en las tormentas.

 

Podemos ser lo más grande siendo nosotros. Dar lo máximo. Siendo nosotros salen los mejores valores humanos. Nos hacen enormes como el cardumen, fuertes como un ejercito de hormigas, como un solidario banco de corales resiliente para soportar y salvar el dolor y la muertes.

Hoy no podemos llorar y honrar tantas perdidas ni abrazar a los amados. Apenas consolar a los que sufren o proteger a los maltratados o rezar por los olvidados de la sociedad y del planeta cuando la muerte ocupa todas las portadas y abre todos los telediarios del mundo. Hasta se vuelve la llorona más cotidiana aunque siempre lo es.

Está ahí sumando o restando según se mire otra vez. Sin embargo y puede sonar duro o cruel decir que ella también se esta devaluando mientras aumenta el valor de la cifra frente a la potencia del símbolo. Y otra vez la parte por el todo aparece en esta carta abierta al planeta.

 

Pierde sentido todo en una debacle y en la bruma todo se vuelve amenaza. Pierden importancia a pasos agigantados y cada día todas las uniones que la humanidad ha ido creando en su devenir, se devalúan ante el miedo. ¿Qué pasara a partir de hoy con los organismos internacionales cada vez menos comprometidos con su esencia? Y la unión de estados y regiones no están cumpliendo su cometido. Los más grandes se están mostrando mezquinos, lo más fuerte se está comportando de forma egoísta frente a la iniciativa individual que suma personas y energías. Demuestra ese nosotros buscando con sus carencias y debilidades dar respuestas creativas a este sorpresivo reto.

 

Menos es más si sabes mirar más allá de ti mismo para elegir como obrar.

Hemos vuelto a buscar respuestas como especie más que como individuo y el que siga anclado en su yoidad, en un individualismo fanático es una facción que siembra minas en este campo de batalla donde la guerra es invisible, sorda e inmóvil en engañosa apariencia.

 

Las medicinas son las armas de nuestro soldados. Sus escudos son frágiles o incluso parecen ir a pecho descubierto pero su fuerza radica en el corazón del grupo en la motivación de la manada. Para ellos no hay hoy coronas de laureles, ni medallas. Si hay vitoreo colectivo y las gracias de todos los ya a salvo en la retaguardia de esta guerra. Si hay hoy un ser muy chiquito y confinado en su soledad. Tal vez más consciente de su tamaño real, de su fragilidad y de su prescindible historia.

 

No importa en sí el país, la raza, la riqueza, el individuo sino ese nexo invisible que nos acerca nos iguala como especie, como hermanos. Y ese hilo invisible tan delgado se teje con las fibras de la fuerza interior, con la suma de estas fuerzas de seres asumiendo que son chiquitos según como se mire, porque ya en muchos lugares están demostrando que son gigantes como una tropa de davides en guardia y sabes que hablo de ti, de mi, de todos juntos para tumbar al enemigo usando la misma estrategia que el contendiente para vencer, para sobrevivir.

 

 

Marvilla

 

Terrassa 28 de marzo de 2020