La Última Frontera

¡...alba! llega ya a frenar esta borrasca

clarea el horizonte de la pesadumbre

do se agitan los pabellones gualdos

glaucos granates malvas añiles albayaldes

o azafranes que orzan ante tus vientos

las heridas proas de sus naves

con mi juramento de que te comprendo

sobre nos renegados señorea tu rabia

por justicia por castigo a la desidia

por ingratos y egoístas van latigazos

MADRE dando fe de tu desanimo

prueba de tu hartazgo

 

sé del nulo valor de promesas

de esta mi raza de pródigos

de tus dádivas de tus tesoros

de tus infinitos e incontables bienes

subrogamos tu potestad de ama

usurpamos tu venerable sayo

e hicimos de él nuestra vil capa

 

otros como yo se postran hoy

habiendo depuesto honor y orgullo

solo oirás estos incongruentes días

los ayes de este coro de bestias

que labraron tu secular furia

 

guarda ya el manto blanco

desata por piedad el lazo negro

dobla y guarda por un tiempo

tu rabia negra y tu furia blanca

ya sé que en tu centro bulle fuego

para quitar con una sola ascua

MADRE a todos los frágiles hijos

los débiles vástagos que han

obrado con la egolatría

arrasadora de los necios

hasta el horizonte árido

y el terrón yermo frontera

última de un hombre yerto

 

aunque sé que hay en tu centro

un puro corazón ardiendo

con piedad como el nuestro...

 

 

 

©Marvilla 

Terrassa, 20 de junio 2020

 

Amputados

Desde la primera hora, de día o de noche

todos somos cuerpos que penden en el cadalso,

como en el juego de las palabras del monigote

nos irán amputando en un juicio por cada vocablo.

No salva la locura ni justifica ser una excusa acorde mentar

la ignorancia o la vergüenza que con razón

y por infinitas agresiones contra la tierra

habrá recibos de adeudo y coronas con lazo carbón

imparables en los puntos álgidos se elevan lamentos

flotan en mar y aire reptan por campos y subsuelos

llora el paso de una tropa más terrible que la de Átila

donde no llega el ojo igual llega su zarpa a zumbar

no hay región que no haya sentido su pico de águila

abriendo un tajo mortal hasta desgarrar las entrañas

la ambición parceló la tierra puso carteles de a la venta

la vendió al mejor postor éste entonces prohibió

pasar compró la fe compró el poder toda la tierra

incluso hoy hasta el etéreo cielo esta en venta

invadido de desechos en la férrea lucha por el espacio

un cortejo agónico de satélites en parte desmembrados

giran amputados en trozos evocan a lisiados solitarios

como otros desechos de una raza de seres egocéntricos

insensible frialdad fue engendrando un apagado infierno

hace mucho devastador arde es el azote de todo un paraíso

casi perdidos entre el aire viciado pasa una turba embozada

que se ahoga en lo antártico que se sofoca en lo calcinado.

 

 

 

 

©Marvilla 

Terrassa, 13 de diciembre 2019