Como pudiste, oh gran flamenco,
atrapar en un óvalo tamaña congoja,
tal axial drama de vertical a horizontal
sobre once maderos para entronar tu talento.
Once almas de roble de los bosques bálticos
enlucidos de yeso y cola do se aglutinan
el hechizo de tus tonos cromáticos.
Óleos en gótico juego con luces y sombras,
sobre la carne tus trazos tiemblan ateridos.
Temblor de los ballesteros de Lovaina
al ver su encargo como de viva carne;
tembló al poseer lo La Regente María
y todo el príncipe Felipe II cuando parte
hacia España con su Van der Wayden.
Hasta el galeón naufragó en la travesía
mas por el arte estaba escrito se salvase:
para estar en el Prado y ser mi obra favorita
o de todos sus santos en su porfía,
de los hados que me guiaron maestros
sabiendo que me impele al arrebato.
A Cristo en brazos lo recibe José de Arimatea,
a mi, tu genio colorido y los excelsos brocados.
Encendida en mi pecho nació una tea
fiel para siempre a tu monte calvario
que lleva mi ávida vista de los encajes
a los ropajes conjugando complementarios;
hasta la urna perfecta encajonando las figuras
como corpóreas policromadas imágenes;
hacia Maria de Cleofás rota tras San Juan,
su albo pañuelo, llanto en cera que estrangula.
Al centro en palidez mortífera de mármol
como una S cae desmadejado el cristo
con el mortecino amarillo de cirio;
abatida por rayos, igual la virgen, como un árbol.
La repetición en las formas de los cuerpos
delinean trágica una S de silencio,
dibujan la forma M de la impasible muerte,
empatizan el dolor en el sueño eterno,
y los encierran en su profundo martirio
como dos paréntesis, Juan y María Magdalena.
¿Resurrección, vida eterna; matorral y calaveras?
El manto de la virgen y el sencillo sudario
angustian con la dura blancura del lirio.
No hay perspectiva en este teatral escenario,
al igual no hay perspectiva en el cuadro.
El dolor nos pone en el mismo plano.
Se iguala la seda al burdo lino y
hace la muerte a los oropeles vanos,
la vida no es mas que un transito.
Así lo siento cada vez voy al Prado,
cada vez que me acerco a mirar este cuadro
más aprendo del gran maestro flamenco.
©Marvilla
Terrassa, 3 de Agosto 2019
Se buscan voluntarios:
cualidades indiferentes
y nula experiencia
requisitos son de esta prueba.
No hay X en el mapa de ruta.
Instrucciones básicas y escuetas
sin lógica ni concierto se suceden.
La intuición es el arma más sabia,
los puntos cardinales callan
o dan respuestas evasivas.
No confiéis del todo en las pistas;
cuidado con los trucos o los atajos.
Aunque es tarea de pura estrategia
no es una gincana, ni torneo, ni concurso.
Ni se sabe si hay un trofeo
o un premio al desconsuelo;
si suenan vítores o aplausos
para cada uno al cruzar la meta.
Dosis de sangre fría y paciencia
porque no es una carrera, ni una justa.
Es parecida a una maratón de resistencia
que empieza en el punto de partida:
blanco, nebular, indefinido.
Anda, corre, salta, nada o
vuela; si te gusta complicarte la vida.
El tiempo es muy relativo
y llegar el primero de todos
no es el verdadero objetivo.
No habrá marcha atrás ni descanso
y no se puede pedir tiempo muerto.
Se ruega total entrega y compromiso
desde la primera zancada hasta
dejar constancia del último aliento.
©Marvilla
Terrassa, 26 de Mayo 2019