Gato raudo ante mi cruzaste la calle de la penumbra
gato pardo, gato oscuro, gato brujo
quebrando mis pensamientos como cristales,
volaron hacia la nada como erráticos caprichos.
Gata bruja, gata oscura, gata parda
y me enganchaste a tu ambarina mirada
y la mía siguió recta hacia tu cola flecha,
mordí el cebo, sentí el anzuelo de tus secretos.
Detuve el tiempo para seguir tu estela
atrapado en tu embrujo y tu misterio
mi mirar se enredó en tus patas
con tal fuerza que te paró en seco.
Oliste mi desamparo y detuviste tu correría,
bajo una luna ficticia como recorte amarillo
sobre el cemento gris silencio de la madrugada,
bajo la urna de cristal áurea de una farola
te sentaste como una esfinge en una audiencia
y vi en tu postura la realeza de tus raíces,
-de pardo gato, de noche, de miseria parda-
tu manto sucio me pareció ahora de marta
gata egipcia de noches estivales del Nilo;
ya no vi tu astroso revuelto pelaje
y supe que no todos los gatos son pardos.
Con una mirada atenta, con más perspectiva
lancé mis escrúpulos a la papelera.
Mutuamente hermanados nos reconocimos
y con una mirada gata de vasta inteligencia
me despojaste de mi vulgar apariencia,
para vestirme con la toga sabia de la ciencia,
mi desvalida estampa cayo en la nada,
se fueron a la nada de las pesadillas
todos nuestros miedos a las desgracias,
toda nuestra melancolía azulada
fue conjurada en este encuentro
fraternal, el hombre asfalto animal
hombre hastío, hombre vacío
honesto, cuestiona su propia identidad
animal; el gato burdo, fraternal
gato turbio, gato instinto
le devuelve con su indulgencia
agazapada en la gatuna mirada
de gato brujo, de gato pardo, de gato sabio
la perdida y más digna animalidad.
©Marvilla
Terrassa, 15 de Diciembre 2018
Edgar Elias te llamaron
Con E empiezan tus dos nombres.
Éste Elias salió de Dinorah,
Edgar -seguro fue idea de Roque-
dice: a espada guerrear donde mores.
Aria raíz da una índole pragmática
sin que me equivoque germánica.
Elias, -profeta hebreo de la Torah-
iluminado líder del Monte Carmelo
-más de un misterio rodea a los Marrero
con un aura sefardí de conversos-
te dota con el don de la palabra,
un anillo que a tu natural se ajusta
como sello de oro que se ajusta al dedo.
Seduces locuaz con oratoria al oyente,
dejan la marca de la casa tus argumentos.
Es arte lo tuyo con la palabra en concreto.
Subyugante mi sabio hermano
convierte en fieles a los escépticos
tanto da sean rústicos o maestros,
hechizados son, caray con labia clara y concisa.
El verbo esgrimes con estrategia medida
del hombre que disfruta con la charla
afilando argumentos en las batallas
en aquel banco, con la política, o en las ventas,
en el seno familiar con el rodar del mate,
con Diego en la arena del volley playa,
o en la bocha con tus pupilos renaces.
Eso mi hermano se llama carisma
ni se compra ni se aprende
y de lejos se ve como te ilumina.
Hermano cuanto nos privó en mi infancia
ese muro insalvable de trece años,
entre nosotros fue barrera de interferencia,
por tu mocedad lozana, por mi infancia tierna,
agravada por horas dolientes y azuladas
de ese frágil ser que adorábamos;
por no ver su sufrir te alejabas
de aquella temblorosa casa enferma
de pena y cierta contagiosa locura
que más que casa era una barca perdida
entre tormentas capeando derivas.
Cucharadas tragaste en soledad
de frecuentes trombas invernales
aguantaste sin otra mano fraternal
sin otro hermano con su abrazo.
No se elige casi nada en la vida
toca un poco lo que toca
para cada uno hubo su cuota
de hierro que marcaría ardiente,
insoportable en la carne profunda
una llaga, una abierta herida evidente
que no se calmaría en estos hermanos
ni con una cascada de estrellas celestes.
Pero las llagas para otros invisibles
devienen un tesoro de fuerza que agita.
Somos hijos y hermanos por siempre.
Templados guerreros en la lucha cotidiana
llevamos las riendas cual sabios aurigas
sorteando los palos y las piedras.
Todos hemos buscado la mejor tierra
para ir levantando nuestra hacienda.
Salvar retos, barreras, en esta travesía de abismos,
hermano, nos hizo a todos muy aptos.
Mas hermano a todos nos llenas de orgullo.
¡Y digo un salve guerrero!
Eres tu quién has llegado a lo más alto
-y la emoción ahoga con prieto nudo-
en la lidia con la montaraz y arisca vida.
¡Salve Edgar! ¡ Yo HERMANO te aplaudo!
©Marvilla
Terrassa, 15 de Setiembre 2018