veinticinco giros, fue un brinco,
abro mi mente maravillado,
ante tanta suerte brindo.
A José Antonio,
VEINTICINCO giros dio la tierra,
de nuestros suspiros iba encendida.
Fogosa volvió enclenques pavesas
en olímpicas llamas votivas.
De manos dadas giro contigo
y veinticinco eslabones de plata
hemos creado entre los giros,
¡A fuerza de abrazos, de miradas,
de besos iban henchidos!
Entre otoños se halla escondido
tras veinticinco giros de la tierra
aquel tintineo de risas contigo,
radiante cadena de promesas.
Traviesa complicidad de amigos
suelda las partes de esta historia,
mientras el planeta hace giros
somos dos niños en esta noria.
En la bóveda de nuestra galaxia
las lunas redondas, son de queso
hay constelaciones de pura magia
y luciérnagas tachonan los cielos,
en tanto rotamos en esta gracia.
Con la brisa de suaves vientos
amantes somos que van creciendo
yendo en paralelo unidos,
cómplices ante la vida, atentos,
-soplo de breve vida-, agradecidos.
No todo fue rojo vino y rosas,
hubo horas perladas en rocío
en esta caminata vertiginosa,
entre los giros, recodos sombríos.
Mas traiga lo que traiga el futuro
esa incógnita insondable ansío,
habrá estando juntos, refugio seguro,
valor, a los embates de mares bravíos.
En algún giro se voltearon las cartas,
dolor abrió la mesa de juego
bajo la salvaguarda de las lágrimas,
frente a los abrazos del duelo,
fuimos refrendados como uno,
siendo dos, en una ancha cama
bajo un nítido cielo de azul puro.
Tu y yo, en pleno libre albedrío
a algún lugar vamos de viaje,
amantes, en este reino del desvarío,
pagamos en lozanía este peaje,
de buena ventura, aún de amor ebrios.
Día a día más livianos de equipaje
alejándonos ya del rotundo estío.
Sorprendentes veinticinco giros,
-que han pasado tan alados
como una loca sucesión de guiños-
protegen esta vida en su regazo,
vida tuya, vida mía... en cada giro.
©Marvilla
Terrassa, 3 de Octubre 2017
Se ve que soy de una raza que emigra,
inquieta como ciertas aves
de plumas impermeables a las borrascas;
como algunos escurridizos peces
de huidizas escamas tornasoladas.
Cuestión de genética ancestral,
de mil rojas mezclas de carnes
en lugares que ni siquiera intuyo,
perdido el hilo de mis linajes.
Hasta lo que sé de mi suerte
hay tal vez atlantes, o bereberes
en un archipiélago sembrando mi viaje
y bajo la sombra de un drago,
atezados guanches atlánticos
con febriles deseos de cruzar mares.
Más aventureros escriben mis ansias,
en perdidas centurias convulsas,
entretejiendo de razas mi biografía,
-sarracenos, sefardíes, conversos,
fenicios, cartagineses, romanos-
campan por la tierra de los conejos
con mi semilla nómada en las manos.
Y por este planeta sin vallas, sin muros;
(¿qué hombre no podría cruzar?),
caminó hollando con sus sandalias,
sudado remó, ciempiés por las aguas,
ese hombre labrando mis lejanas ansias,
poniendo el pie en arenas albas,
territorio de otras antiguas razas,
de caciques de plumadas testas
con la misma hambre de conquista,
con la misma trashumancia ardiente.
-tierras de Chanáes, Guenoas y Charrúas late-,
hoy disuelta, en los pechos engarzada,
en mi extensa familia es la clave,
una índole pertinaz de emigrante
crea ensueños que forjan viajes.
Cautivo en diáfano prisma de cristal,
hoy por tanto desarraigo, preso estoy.
Mi luz se lanza en varias direcciones.
Con esta parte de mí, hacia el sur voy,
esotra al norte despunta de emociones.
Ser bifurcado, soy corazón bilocado,
desmembrado armazón en gajos,
siempre un ser en esencia fraccionado.
Esta vida no me garantiza
los reencuentros que mi corazón ansía;
es caro el precio de mis partidas.
Por tantas tierras mis trozos regaría,
-hay siembra de dudas- me podría juntar
con seres que ya son del aire,
etéreos trozos flotando sobre el mar,
sumergidas ánimas de arrecifes.
Tengo las máculas del emigrante
en huesos pulsando, latentes en las venas,
-almas tantas, tantas sangres-.
Vida sufre en cuanto enfrenta
que es de tantas partes y de ninguna.
Clavando en la lejanía mirada sedienta,
amados besos añora, por cordura.
Nómada, corazón endurecido,
arterias un ramo de espigas.
Corazón clamando enternecido
dando sorbos acedos de vida,
y por tragos de ambrosía muriendo.
©Marvilla
Terrassa, 24 de setiembre 2017