Por campos ardientes avanzan como lenguas,
se deslizan por un territorio sediento,
erógeno, un prado que estalla sin tregua
empujadas por enérgica mano de viento.
En ese estallido hay chispazos eléctricos
al contacto de los besos ígneos del fuego
que inventan como genios de lo estético
un territorio de raras joyas de ensueño.
Posesos por una inspiración devoradora
son creadas poderosas visiones efímeras, y
caricias insaciablemente ardorosas,
de ahumados tules, conquistan una atmósfera
de nubes, van inventando un camino,
hacia una región de dicha álgida,
abren puertas y ventanas a los gemidos,
culmen de una ansiada gloria mágica.
©Marvilla
7 de mayo 2016, Barcelona
Me balanceaba en una delgada
cuerda de tristeza acerada,
trenzada de anhelos intangibles
húmeda de lágrimas azules,
la noche inmoral que abrí
la página noventa y nueve de mi vida
en una madrugada de neón y espejos,
de cuerpos, de rijosos deseos,
una madrugada más en sopor,
en frenesí de helado alcohol,
en roces, comiéndose a besos;
sin saberlo esa noche escribí,
la noche obscena más crucial de mi vida
un nuevo guión que surgió con tu reflejo.
No se que pasó esa noche,
de signo la historia cambió,
como un maleficio se quebró
con tu aparición en mi orbe;
una claridad borró fluctuantes pardas sombras,
ante ti amanecí luminoso y perplejo
con un esbozo de sonrisa torpe.
Tu luna, como una ostia brillabas
y los últimos rastros de sombras borrabas...
©Marvilla
Barcelona, 28 de febrero 2016