Nace en el sur esta hambre de fuego.
Es rotunda, es esférica el alba del ansia,
es punzante martilleo, es porfiado revuelo.
Nace en el norte el rayo camino del trueno
en la aterciopelada morada del ruego.
Es danzante chisporroteo, es vidriado resuello.
Este desahogo es consuelo, es mareo
y hay en este encuentro polar desde luego
un rastro de hielo que se deshace
en ígneo río de hierro de todo ajeno,
donde sur y norte se funden sin escape
amalgamando sus rayos en el destello
de una calma revelada insondable.
Nace al este dorado roel de la ilusión.
Es redondo, va grávido con una misión
hacia el cenit de pasión en explosión.
Nace al oeste se expande cual miedo
una carbónica niebla, es negro canguelo
la nada que avanza con caña y anzuelo.
¿Hay ayer o mañana? Hay avance y retroceso
en la pugna de fuerzas en pos de cada quimera.
Un río de lava se vuelve basalto muy prieto
y un helado hálito se esconde en cada hueco.
Donde este y oeste estallan en el beso
muda se expande una nube de almas y huesos,
e indómito sangra el cielo por los muertos.
©Marvilla
Terrassa, 6 de Agosto 2018
Soledad prendida a las nubes pizarra
o dominguera vestida de hastío,
de charlas de velatorio para quitarte
hierro, mientras tu paseas callada.
Soledad de todos, ajena y a la vez tan mía.
En otoño piso tu guarida de alimaña
y crujes entre las doradas hojas dormidas,
sutil te agitas, intuyo con patas de araña.
Me erizas el pelo y toda la calma,
las pestañas me entornas de sombras
y mientras me atrapas en tu isla,
esmerilas los cristales de fría lluvia.
Yo siempre te oigo cuando avanzas
aunque vengas sincopada y sigilosa
entre mansos blues a comerme las orejas.
Cantas en las nocheviejas tus tristezas,
bailas para que siga los pasos que marcas,
asiento mudo y giro. En plena inercia
en mi garganta alumbro un nudo,
un grito mudo que no baja, que se atasca
me deja una O en la boca de incongruencia.
Ese día todo es de saldo, de rebaja y
hay certeza que la vida es una trampa.
©Marvilla
Terrassa, 22 de Setiembre 2018