Páginas Del Calendario

No sé cuantas mañanas le quedan

A mi mañana,

No sé para qué se escribió mi prólogo

Ni cuanto falta para mi epílogo.

Ya no sé cuantas páginas le faltan

A mi calendario, mientras se deshoja

Como aquel sauce de mi casa natal.

A veces me ilumino de certezas

Entre los caminos más ignotos,

Otras veces irremediablemente me pierdo

Entre las cuatro paredes de mi propia casa.

Soy un ser acotado entre paréntesis,

Una más de esas almas entre comillas

Sujetas a la línea de la vida por esas pinzas;

Me siento una pieza de ropa que se orea

Que inútilmente se retuerce, que se agita

Presa bajo dorados soles, bajo nubes,

Y a la que deja en jirones el viento,

Como a éstas, entre las lunas y las lluvias.

Algunas veces me he sentido bandera

Flameando por mis sueños orgullosa

Sujeta a un asta de ilusoria firmeza

Entre dorados soles, entre nubes...

Y los hilos de la fe se han deshilachado

Bajo el sonoro bofetón del viento,

Se ha desleído el color de mis ideas,

La certeza de una justa patria,

El calor traicionero de miles de idilios,

Bajo tantas lunas y gotas de lluvia.

Me ha dejado pender mustio

Dolorido y a media asta

O de tan lacio morí, entre el vilo

De las calmas chichas.

Siento a veces el sinsentido

De la vida en cada fibra,

Y me extravío, me siento ido

Impotente frente a tantas furias,

Navío a merced de las olas

Sin carta, sin brújula, sin costa.

¿Dónde romperme como la espuma,

En que orilla hallar la calma

Que me devuelva a las corrientes,

Como a unas manos cálidas

O a esas como cuchillas heladas

Que la vital cordura devuelven?

Arrancaría de cuajo estas páginas

Al calendario de la vida

Si pudiera, si supiera

Le arrancaría el dolor y la lágrimas.

Me aferro a ti tras la angustia;

Eres la firme tierra,

La más pura caricia,

El faro intermitente de la risa.

Y por esta angustia me odio

Por mis tropiezos en tierra

Lo juro que me odio,

Por enterrar risas y caricias,

Por exponer tal tesoro al expolio

Entre penumbras tan sombrías,

En esas mañanas donde torpes;

Entre las zarzas ardientes

De esta angustia tan confusa,

Se enredan mis pasos

Y mis pantuflas.

 

 

©Marvilla

Terrassa, 14 de Enero 2018

El Ciclo De Las Volutas Del Alma

  Se alza nueva la corona dorada,

persiana de una nueva incógnita,

nueva en la hoja helada gotea

su cálida ilusión se insinúa,

la gesta de una voluntad

en ciernes revolotea desnuda,

fragmentada, atomizada

en la atmósfera, en los rayos,

en las espirales de una cuchara

submarinista nadando en el café.

Sube, mientras una seca voluta

tostada del alma abandona

la hogaza crujiente de pan.

Ya muerde la boca en avidez,

ya saborea la novel jornada,

ya comulga con ella, la retiene,

la traga como si fuera ostia

ya nota en la untuosa saliva

las cicatrices de sacras heridas

de otras jornadas y sus espinas.

Ya se viste, ya autómata camina,

ya gira en una esquina, su desidia

es la sombra que se alarga

de otra historia que será escrita,

en otra blanca doliente carilla

de una condena grabada en esta roca

que lleva a lomos a LA INJUSTICIA :

que pesa que graba como enorme roca

otra dolida blanquecina carilla,

nace historia, de sombras escrita

cual renegrido carbón se alarga,

se retuerce en una esquina de desidia,

se viste de autómata, y camina.

Los pies desnudos sangran espinas,

no hay jornadas sin sufrir heridas,

acíbar nota en la untuosa saliva

mas la traga como si fuera la ostia

y aunque le abrasa, la retiene

como el veneno de cada jornada,

el que le muerde la boca con avidez

con cada bocado tragado de pan.

A trozos se desalma, se abandona

narcotizado, fluido, reptil, de humo voluta.

 

Las esperanzas se hielan en el café,

inmóvil, metálica, una estaca la cuchara,

despide frialdad plateada de rayos.

Fragmentadas, atomizadas,

tantas soledades se hunden desnudas

perdida la batalla de la voluntad.

La loza del fatalismo se insinúa,

su hiel tenaz en la hojarasca gotea.

Cuentas hechas desvelan la incógnita

al tanto rueda sangrante, una corona dorada.

 

 

 

 

©Marvilla  

Terrassa, 2 de Febrero 2018