Me ocurre a veces
sin ser del todo consciente
que salgo de viaje
dejando indefenso un cuerpo durmiente.
Armoniosa se eleva
mi esencia inmemorial,
flota jaspeada,
en tecnicolor muy brillante, inmaterial.
Abajo, en las sombras,
frágiles y silenciosos
yacen sueños, dudas,
sembrando de enigmas al pobre que alma doy.
Miro esa figura,
la observo con afable
paternal dulzura.
Ha conseguido de a poco a gustarme.
Sé que errores comete,
veo sus debilidades,
valoro sus preces,
aulladas en la soledad de sus combates.
Al oído le musito
-transitas por el camino,
con áureo brillo,
cada vez más radiante tu faz de zafiros-.
©Marvilla
Barcelona 6 de enero 2016
Que el amado en verbo diáfano,
exprese en palabras,
aquello que hace un instante
en su amor eran yemas
de pensamiento, es mágico.
Coger un quieto charco pálido,
atrapando un irreal
fantástico mundo acuático,
espejo de lluvia fugaz,
como un regalo, es mágico.
Con nieve se viste, con túnica,
el crudo terreno silvestre,
de virginal paz límpida
en el invierno campestre
y en redención, es mágico.
Es un arco iris vuelto pájaro,
ver al diminuto colibrí
besando en vuelo centrípeto
todo el corazón del alelí,
que yo sueño, que es mágico.
Dormido en el carámbano,
hay acuoso llanto cónico
en un letargo de ópalo,
de un fin y principio cíclico.
Este cambio, es mágico.
Risas y cantos son dádivas
de sabios cetáceos,
en introspección cósmica
con el orbe áureo.
Oír ese ritmo, es mágico.
Mudo trallazo de luz errático,
que todas las voces calla,
será quietud rota con un látigo
sobrecogedor que estalla.
El trueno, que es mágico.
Sentir latir el tenaz espíritu,
el vital impulso telúrico
en su imaginativo ímpetu,
cual luchador acérrimo
por la esperanza, es mágico.
Tal vez mi asombro, esta súplica,
el deseo de hallar un bálsamo
que me dé la respuesta única
para entender este páramo,
me abra ámbitos mágicos.
Y hallar al final de mi tránsito,
cuando ya lie mis bártulos,
la azulada mañana de ánimo
despejada y sin cúmulos
que susurre, todo fue mágico.
©Marvilla
Terrassa, 26 de noviembre de 2016