Aspiré al fin; y tú te fuiste
yo te expulsé, yo mismo,
a las puertas de mi viaje
me dejaste por ensalmo.
Acogedor y relajante
en las olas me mecías
con cantos susurrantes
que la quietud escribía.
¿Qué ocurrió entonces,
cómo se dio tal paradoja,
en que llegué a temerte
como a la noche ignota?
En lidia a contracorriente,
como necio dejé de oírte,
sucumbí al rumor reinante
y te abandoné a tu suerte.
Florecían a borbotones
a mi redor las aventuras
sin rincones para pausas
o silencios conventuales.
Eras silencio un intruso
en mi vida de alborotos;
calmada paz intramuros
eres un cobijo impoluto.
Yo no entendía, no veía,
frente a mi tu invocación
esa llamada a la oración.
Ya mueca, mi risa moría.
Va ebria la vida pertinaz
alcoholizada de muerte,
cerca la caída contumaz;
y tu... a mi lado sombra inerte.
Creí en vano con mis pasos
ir creando hueco suficiente,
de ti aura de íntimos velos,
y tu...a mi lado tan silente.
Ya entiendo que tu melodía,
solfea silencios de blancas
fortalezas, contra una jauría
de sincopadas notas negras.
NO viviría ya sin tu halo
silencio, añades más tonos
al dibujo vital con trazos,
acentúas seguros contornos
esbozas mi interior sedoso,
lunar, descolláis cual faro.
¡Brillante, nítido el sendero
me regresa a tus brazos!
©Marvilla
22 de noviembre 2015
Parar
yo quise
a ver
en calma
la vida
pasar.
!IMPOSIBLE¡
Iba
tan rauda;
con cuerdas
la hubiera
tenido que
atar.
©Marvilla
29 de noviembre 2015